¿Para qué es bueno el selenio y el zinc? 


Publicado el 14/10/2024 - Última actualización el 14/10/2024

El zinc y el selenio a menudo se mencionan juntos, y no es casualidad. Aunque son dos minerales distintos, parte de sus funciones en el cuerpo humano están relacionadas. Y a pesar de su importancia, no reciben tanta atención como otros nutrientes más conocidos...

Propiedades del zinc

  • Sistema inmunitario: regula la producción y actividad de los linfocitos T y las células asesinas naturales, que son esenciales para combatir infecciones y mantener un sistema inmunológico fuerte. Una carencia puede debilitar las defensas del organismo.
  • Síntesis de proteínas y división celular: es clave en la producción de proteínas y en la regeneración celular, procesos indispensables para la cicatrización de heridas y el crecimiento de nuevos tejidos.
  • Desarrollo y crecimiento: durante la infancia y el embarazo, el zinc juega un papel crítico en el desarrollo normal, asegurando un crecimiento adecuado y la correcta formación de órganos y tejidos.
  • Mantenimiento de los sentidos: interviene en el funcionamiento de los sentidos del gusto y el olfato, garantizando su correcto desempeño.
  • Salud reproductiva: en los hombres, es especialmente importante para la salud de la próstata, ya que este órgano contiene altas concentraciones de zinc. Su deficiencia se ha relacionado con problemas de fertilidad y de próstata.

Propiedades del selenio

  • Antioxidante potente: forma parte de la enzima glutatión peroxidasa, que protege las células del daño oxidativo causado por los radicales libres. Esta acción antioxidante es clave para prevenir el envejecimiento celular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
  • Salud tiroidea: la tiroides contiene la mayor concentración de selenio en el cuerpo. Necesitamos suficiente selenio para la producción de hormonas tiroideas y para el correcto funcionamiento de la glándula, evitando así problemas como el hipotiroidismo.
  • Regulación del sistema inmunológico: también es vital para el buen funcionamiento de varias células inmunitarias, como los neutrófilos, los macrófagos y las células asesinas naturales, que defienden al organismo contra infecciones.
  • Reproducción y síntesis de ADN: desempeña un papel importante en la reproducción, ayudando en la formación y protección del ADN (lo que contribuye a la salud celular y al desarrollo normal).

Deficiencias y sus consecuencias

Zinc

El déficit de zinc es más común de lo que se piensa y puede presentarse de manera sutil en algunas personas. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran el retraso en el crecimiento en los niños, problemas en la cicatrización de heridas, pérdida del apetito y alteraciones en el sentido del gusto y del olfato.

Una deficiencia prolongada puede debilitar el sistema inmunitario, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones, como las respiratorias y las gastrointestinales.

En los adultos mayores, se ha observado una mayor incidencia de problemas relacionados con la próstata y un envejecimiento acelerado.

En personas con enfermedades crónicas o en grupos vulnerables, la carencia de zinc puede contribuir al desarrollo de enfermedades inflamatorias y empeorar el curso de infecciones.

Selenio

Aunque menos visible, la falta de selenio tiene un impacto directo en la salud tiroidea y en la protección frente al estrés oxidativo.

Niveles bajos pueden comprometer la producción de hormonas tiroideas, lo que puede derivar en hipotiroidismo, una condición que afecta el metabolismo y la energía del cuerpo.

Un déficit también puede estar vinculado a problemas óseos y cardiovasculares, especialmente en regiones donde el suelo es pobre en selenio, lo que dificulta su obtención a través de la alimentación.

En los casos de deficiencia aguda, como en personas que dependen de nutrición enteral prolongada, la falta de selenio puede causar debilidad muscular y ósea, aumentando el riesgo de complicaciones severas.

¿Por qué combinar zinc + selenio?

Aunque son eficaces por separado, puede ser especialmente beneficioso tomarlos juntos, ya que ambos desempeñan un papel clave en el sistema inmunitario.

Refuerzo del sistema inmune

Como ya se ha dicho, el zinc tiene un papel en la función de los linfocitos T (que ayudan a combatir infecciones) mientras que el selenio actúa sobre los neutrófilos y macrófagos, contribuyendo a la respuesta frente a patógenos.

Estudios han demostrado que una ingesta adecuada de estos dos nutrientes ayuda a reducir la incidencia y severidad de infecciones, incluidas las del tracto respiratorio.

Protección antioxidante

Ambos son antioxidantes, pero sus efectos se multiplican cuando trabajan juntos.

  • El selenio es un componente esencial de la enzima glutatión peroxidasa, que neutraliza los radicales libres responsables del daño oxidativo.
  • El zinc contribuye a la reducción de la inflamación y al mantenimiento de la integridad celular.

Apoyo en la prevención de infecciones virales

El papel de ambos en la prevención y mitigación de infecciones virales es particularmente relevante. El zinc ha mostrado ser eficaz en la inhibición de la replicación de virus respiratorios, mientras que el selenio ha sido asociado con una mejor respuesta frente a infecciones virales como la gripe y el virus de la hepatitis.

Mejora de la respuesta vacunal

También han demostrado mejorar la respuesta del cuerpo a las vacunas. En personas mayores, la suplementación con estos dos minerales ha incrementado la producción de anticuerpos tras recibir la vacuna de la gripe, sugiriendo que su combinación puede potenciar la inmunidad en personas vulnerables.

Fuentes naturales de zinc y selenio

Los alimentos más ricos en zinc:

  • Carnes rojas y aves: el contenido de zinc es particularmente alto en cortes como el hígado y otras vísceras.
  • Mariscos, especialmente las ostras, que son conocidas por su alta concentración de zinc.
  • Lácteos, como los quesos curados (por ejemplo, el parmesano y el camembert).

Para quienes siguen una dieta vegana, es posible obtener zinc a partir de legumbres como los garbanzos y las lentejas, semillas como las de calabaza y sésamo, y cereales integrales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos alimentos contienen fitatos, compuestos que pueden reducir la absorción de zinc.

Los alimentos más ricos en selenio:

  • Nueces de brasil: solo una pequeña cantidad de estas nueces puede cubrir las necesidades diarias de selenio.
  • Pescados y mariscos, que también aportan selenio de manera significativa.
  • Carnes (incluyendo el hígado) y huevos, que son fuentes comunes de este mineral.

En cuanto a los alimentos de origen vegetal, el contenido de selenio varía según el suelo en el que se cultivan los alimentos. Las regiones con suelos pobres en selenio, como ocurre en ciertas áreas de Europa, pueden producir cultivos con bajos niveles de este mineral, lo que afecta a la población.

¿Cuándo es recomendable tomar suplementos?

Las pastillas pueden ser una herramienta útil para quienes no logran obtener suficientes cantidades a través de la dieta. Sin embargo, en la mayoría de los casos, una dieta equilibrada debería ser suficiente para cubrir las necesidades diarias.

Existen grupos de riesgo, como:

  • Personas mayores: con el paso de los años, la absorción de zinc disminuye y es más común observar deficiencias en esta población, lo que contribuye a un declive del sistema inmunitario.
  • Veganos / vegetarianos: dado que muchas de las mejores fuentes de zinc provienen de alimentos de origen animal, quienes siguen dietas basadas en plantas pueden necesitar un aporte adicional, especialmente si su dieta es baja en frutos secos y semillas.
  • Personas con enfermedades crónicas o problemas de absorción: condiciones como la enfermedad celíaca o la enfermedad inflamatoria intestinal pueden afectar la capacidad del cuerpo para absorber estos minerales, lo que justifica la suplementación.

Dosis recomendadas

La dosis diaria recomendada de zinc para adultos oscila entre los 6 y 12 mg, dependiendo del sexo y las condiciones individuales, mientras que la cantidad recomendada de selenio es de 70 microgramos.

En situaciones específicas como el embarazo o durante la lactancia, las necesidades de zinc pueden aumentar, alcanzando hasta 20 mg diarios.

Hay que seguir las recomendaciones de dosis para evitar problemas asociados con el exceso. En el caso del zinc, un consumo elevado puede interferir con la absorción de otros nutrientes, como el cobre, y provocar efectos adversos como náuseas y diarrea.

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