Dolor de articulaciones en la menopausia: cómo aliviarlo


Publicado el 25/09/2024 - Última actualización el 25/09/2024

La menopausia se asocia por lo general a una serie de síntomas bien conocidos, como los sofocos y los sudores nocturnos. Sin embargo, existe otro síntoma menos discutido pero igualmente significativo: los dolores articulares.

Para muchas mujeres, ese dolor es tan sorprendente como difícil de manejar. Le damos algunos consejos.

¿Por qué la menopausia provoca dolores articulares?

Cambios hormonales

Es bien sabido que esta etapa de la vida trae consigo una disminución de los niveles de estrógenos. Y aunque no sea su función más conocida, ¡sí participan a mantener sanas nuestras articulaciones!

Los estrógenos no solo ayudan a regular la inflamación, sino que también influyen directamente en la percepción del dolor. Actúan como un modulador natural del umbral del dolor, lo que significa que, al reducirse sus niveles, las mujeres son más susceptibles de experimentar molestias articulares más intensas y persistentes.

Además, la falta de estrógenos afecta la estructura y la funcionalidad de los músculos, tendones y cartílagos. Estos tejidos dependen en gran medida de un equilibrio hormonal adecuado para mantenerse flexibles y fuertes. La disminución de estrógenos durante la menopausia provoca una reducción en la producción de colágeno y otros componentes esenciales, lo que conduce a una mayor rigidez y fragilidad articular.

Otros factores contributivos

  • Existe una estrecha relación entre la menopausia y la aparición o agravamiento de enfermedades de los huesos como la osteoporosis. Se caracteriza por una disminución de la densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas y contribuye a la aparición de dolores en las articulaciones.
  • Otro aspecto a considerar es el envejecimiento natural. Con la edad, las articulaciones sufren un desgaste natural, lo que puede aumentar las molestias, especialmente en combinación con la reducción de los estrógenos. Se debe, entre otras cosas, a una disminución de la producción natural de colágeno y ácido hialurónico.
  • Además, la bajada de los niveles hormonales puede llevar a un aumento del cortisol, la llamada hormona del estrés. Esto tiende a exacerbar las tensiones musculares y, en consecuencia, los dolores articulares... creando un círculo vicioso difícil de romper.

¿Cómo son los dolores de la menopausia?

Uno de los primeros síntomas que las mujeres suelen notar durante la menopausia es la rigidez articular, especialmente por la mañana. Esta rigidez se manifiesta comúnmente como una sensación de inmovilidad, que puede hacer que las articulaciones parezcan "oxidadas" al despertar. A medida que avanza el día y el cuerpo comienza a moverse, esta rigidez tiende a disminuir, pero no desaparece del todo.

Además de la rigidez, muchas experimentan dolor en las articulaciones, que puede variar en intensidad y duración. Este dolor puede estar acompañado de una pérdida de movilidad en las áreas afectadas, lo que dificulta realizar actividades cotidianas.

Las zonas más frecuentemente afectadas incluyen las manos, las rodillas, las caderas y los hombros. En muchos casos, estas molestias se extienden también a los músculos circundantes, provocando una sensación generalizada de malestar.

Diferencia entre dolor articular relacionado con la edad y la menopausia

Con el paso del tiempo, es común que las articulaciones se desgasten y, por tanto, es fácil asumir que el dolor es simplemente una consecuencia del envejecimiento. Sin embargo, en la menopausia, este dolor suele estar más estrechamente relacionado con la disminución de los niveles de estrógenos que con la edad en sí.

Un aspecto clave para diferenciar estos dolores es la naturaleza cíclica del dolor relacionado con la menopausia, que tiende a fluctuar con los cambios hormonales.

En contraste, los dolores relacionados con el envejecimiento suelen ser más constantes y están más directamente vinculados con el desgaste físico acumulado.

Enfoques naturales para aliviar los dolores articulares

Dieta antiinflamatoria y rica en antioxidantes

Una de las maneras más efectivas para gestionar los dolores durante la menopausia es a través de una alimentación equilibrada, rica en alimentos antiinflamatorios.

  • Los alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, como el pescado azul, son especialmente beneficiosos debido a su capacidad para combatir la inflamación.
  • También es recomendable incorporar frutas y verduras ricas en antioxidantes, como el brócoli, los frutos rojos y los cítricos, que pueden ayudar a neutralizar los radicales libres y proteger las articulaciones.

Mantener un peso saludable

El control del peso corporal es un factor esencial para aliviar la presión sobre las articulaciones, especialmente en zonas como las rodillas y las caderas.

Durante la menopausia, es común experimentar cambios en la distribución de la grasa corporal, lo que puede llevar a un aumento de peso. Este exceso de peso incrementa la carga sobre las articulaciones, exacerbando las molestias.

Adoptar una dieta equilibrada, junto con la práctica regular de ejercicio físico, puede ayudar a mantener un peso saludable y, por ende, a reducir los dolores.

Ejercicio físico (adaptado)

La actividad física es un aliado indispensable para mantener la flexibilidad y la fuerza muscular, lo que a su vez protege las articulaciones. Sin embargo, es importante elegir ejercicios que sean adecuados para las condiciones de cada persona, especialmente durante la menopausia.

Actividades de bajo impacto, como el yoga, la natación o la marcha, son ideales ya que permiten movilizar las articulaciones sin someterlas a un estrés excesivo. Además, estos ejercicios ayudan a fortalecer los músculos que rodean las articulaciones, proporcionando un mejor soporte y reduciendo así el dolor.

Fitoterapia y suplementos alimenticios

La fitoterapia ofrece soluciones naturales que pueden ser de gran ayuda.

Recomendamos el harpagofito (o "garra del diablo"), una planta reconocida por sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas, que puede aliviar el dolor y mejorar la movilidad articular. 

Además, aconsejamos tomar dos suplementos:

  1. Un suplemento de omega 3, que suele escasear en nuestra dieta actual, favoreciendo la inflamación.
  2. Colágeno, para ayudar a fortalecer las articulaciones y huesos, así como aliviar el dolor de las articulaciones. A partir de los 50 años, la disminución de la producción de colágeno se acelera, con una pérdida de hasta el 30% anual.

Tratamientos médicos

Terapia hormonal sustitutiva (THS)

Es sin duda una de las opciones más efectivas. Este tratamiento consiste en la administración de hormonas, principalmente estrógenos, para compensar la disminución natural durante la menopausia.

Al restaurar los niveles de estrógenos, la THS puede reducir bastante la inflamación articular y mejorar la calidad del cartílago, lo que lleva a una disminución del dolor y una mayor movilidad.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la THS no es adecuada para todas. Existen riesgos asociados, especialmente para aquellas con antecedentes de cáncer de mama o que tienen un alto riesgo de desarrollarlo. Por ello, es crucial que cualquier decisión sobre la THS se tome en consulta con un médico, quien podrá evaluar los beneficios y riesgos individuales y determinar si este tratamiento es adecuado en cada caso.

Medicamentos

Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) son comúnmente utilizados para aliviar el dolor y la inflamación. Pueden ser particularmente útiles en casos de dolor agudo o en episodios inflamatorios graves.

En algunos casos, los analgésicos más fuertes pueden ser necesarios para controlar el dolor crónico.

Medicinas alternativas

Además de los tratamientos médicos convencionales, algunas mujeres optan por medicinas alternativas:

  • La osteopatía y la quiropraxia son ejemplos de prácticas que se centran en la manipulación física del cuerpo para aliviar el dolor y mejorar la movilidad. Estas terapias pueden ser útiles para corregir desequilibrios musculares y mejorar la alineación corporal, lo que reduce la tensión sobre las articulaciones.
  • La acupuntura, una práctica de la medicina tradicional china que consiste en la inserción de agujas finas en puntos específicos del cuerpo. Varios estudios han sugerido que la acupuntura puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la función física en mujeres menopáusicas. Aunque no todas responden de la misma manera, algunas encuentran en esta técnica una alternativa efectiva a los tratamientos convencionales.

Otros consejos prácticos para mejorar la calidad de vida

Gestión del estrés

El estrés tiene un impacto directo en la intensidad de los dolores articulares, ya que puede aumentar la tensión muscular y disminuir la tolerancia al dolor.

Si se siente estresada, merece la pena probar métodos como la meditación, la respiración profunda y/o la atención plena (mindfulness). Estas prácticas ayudan a reducir el estrés y promueven un mayor bienestar general.

Otra técnica útil es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a modificar patrones de pensamiento negativos y a desarrollar estrategias de afrontamiento más saludables.

Incorporar momentos de relajación en la rutina diaria es esencial para mantener un equilibrio emocional y físico durante la menopausia.

Dormir bien

Los trastornos del sueño son frecuentes durante la menopausia, lo que puede agravar los síntomas articulares. El sueño es fundamental para la regeneración del cuerpo y la gestión del dolor.

Recomendamos establecer una rutina de sueño regular, evitar estimulantes como la cafeína antes de acostarse, y crear un ambiente propicio para el descanso, con una temperatura adecuada y poca luz.

Mantener una rutina diaria saludable

Esto incluye una dieta equilibrada, rica en nutrientes esenciales, como el calcio y la vitamina D, para mantener los huesos fuertes y prevenir la osteoporosis. Asimismo, es importante mantenerse físicamente activa, como se mencionó en secciones anteriores, para mantener las articulaciones flexibles y reducir el dolor.

No hay que subestimar la importancia de dedicar tiempo al autocuidado. Esto puede incluir actividades que proporcionen placer y relajación, como leer, disfrutar de un baño caliente, o pasar tiempo en la naturaleza.

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